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31 Entonces sus oficiales le dijeron:

«Hemos sabido que los reyes de Israel son clementes. Si nos vestimos con cilicio y nos ponemos una soga al cuello, y nos presentamos ante el rey, tal vez tenga compasión de ti y te perdone la vida.»

32 Entonces se vistieron de cilicio y se pusieron sogas en el cuello, y fueron a ver al rey. Le dijeron:

«Tu siervo Ben Adad te ruega que le perdones la vida.»

Y Ajab respondió:

«Si el rey vive todavía, entonces es mi hermano.»[a]

33 Los oficiales que fueron a ver al rey Ajab tomaron como buena señal estas palabras, y respondieron:

«Tu hermano Ben Adad está vivo.»

Ajab les dijo:

«Quiero verlo. Vayan por él.»

Ben Adad se presentó entonces ante Ajab, y éste lo invitó a subirse a su carro.

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Footnotes

  1. 1 Reyes 20:32 O, ¿Vive aún? Es mi hermano.